INFORME SOBRE "EL INFIERNO"
-Centro Oficial con Actividades
Clandestinas de Detención, Tortura y Exterminio “El Infierno” de Avellaneda”-
•
El Terrorismo
de Estado instaló el horror…tuvo sus cómplices, civiles y religiosos…
•
Silenció las Voces…
•
Prohibió el
pensar y las ideas…
•
Instituyó el
significante “Desaparecido”…No están muertos, ni vivos…
•
Violó todos
los Derechos Humanos…
•
Sustituyó los
Derechos por, tortura, exterminio, fusilamientos, muerte y desaparición…
•
Aniquiló el
principio ético supremo: La Dignidad Humana.
Introducción
En el centro de la ciudad de Avellaneda, a dos cuadras de
la avenida Mitre, el terrorismo de
Estado instaló uno de sus más siniestros aparatos represivos: un Centro Clandestino de Detención al que
los victimarios denominaron El Infierno. Se trataba de la sede de la Brigada
de Investigaciones de Lanús (BIL),
situada en la calle 12 de Octubre
234, entre Zeballos y Estrada, del Partido de Avellaneda, una dependencia
de la Policía de la Provincia de Buenos Aires cuyos Jefes durante la dictadura
militar iniciada el 24 de marzo fueron los comisarios mayores, Ramón Camps y Ovidio Riccheri. La BIL
estaba a cargo de la Dirección General de Investigaciones de la bonaerense que
dirigía el comisario general Miguel
Etchecolatz, recientemente condenado a reclusión perpetua por los Crímenes de Lesa Humanidad cometidos en
aquella función. En la pirámide de este aparato represivo estaba el General de
División Guillermo Suarez Mason,
quien estaba al frente del Primer Cuerpo del Ejército.
Los responsables locales de la BIL
fueron los comisarios Bruno Trevisán y
Rómulo Ferranti. Trevisán fue condenado por su actuación en el Pozo de
Quilmes, otro CCD, y beneficiado por las leyes de obediencia debida y punto
final. Entre 1976 y 1979 cumplieron funciones en el lugar unos doscientos
policías bonaerenses. Por tratarse de una brigada de investigaciones muchos de
los efectivos vestían de civil. Según algunos sobrevivientes, en El Infierno también había personal
militar. La patota encargada de secuestrar a las víctimas de la represión
estaba compuesta por personal de ambas fuerzas represivas.
Eduardo Castellanos había sido detenido por un delito común poco tiempo antes del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 y
estaba alojado en la BIL. Esta situación permitió que sea uno de los testigos
privilegiados de la conversión de la dependencia policial en un CCD. “En la BIL habían empezado los
preparativos para dividir y pasar los presos comunes. Pasaron del lado derecho
y dejaron todo vacío, empezaron a levantar la pared y los baños al fondo. Hubo
una reforma en el techo, creo que agregaron rejas y pusieron custodia. Luego,
más o menos en abril o mayo ya empezaron de noche a traer gente. Una madrugada
a eso de las 3 vi a una señora grande, canosa, con un uniforme de tela grafa,
con un cartelito y las manos atadas con alambre”- declaró
Castellanos-.
Gran parte de los
detenidos desaparecidos vistos en ese CCD eran militantes y delegados gremiales
del conurbano bonaerense, entre ellos trabajadores y trabajadoras de empresas
como Mercedes Benz, Tamet, la Fabrica de Cerámicas, estatales, Saiar.
El Centro oficial,
Clandestinizado de Detención, Tortura y Exterminio
“El lugar a donde me llevaron, lo puedo
reconocer, no porque lo haya visto, lo puedo reconocer porque yo nací a dos
cuadras de ahí, nací, me crié, cada ruido de ese barrio era cosa de haberlo
vivido. Conocía el ruido del tren, porque a dos cuadras de ahí había un
ferrocarril de carga donde yo jugaba de chico y las máquinas cuando subían a
veces no llegaban a hacerlo porque había una pendiente y quedaban patinando,
volvían para atrás y tenían que tomar envión, eso yo lo viví, lo conocía y fue
una de las cosas que sentí. La sirena de los bomberos, yo fui Bombero
Voluntario y el cuartel está a tres cuadras, conocía esa sirena porque era la
que me llamaba para correr a apagar los incendios, conocía la cancha de fútbol,
conocía la voz del botellero que todas las mañanas pasaba por ahí, que me era
familiar, me eran familiares los ruidos de los talleres vecinos…Era la Brigada
de Investigaciones de Avellaneda, ubicada en la calle 12 de octubre entre
Zeballos y Estrada”.
El relato pertenece a Adolfo Paz,
quien el 31 de diciembre de 1976 fue secuestrado por una patota integrada por
policías y militares y trasladado a la Brigada de Investigaciones de Lanús,
donde estuvo desaparecido durante 67 días.
Del relato de varios sobrevivientes
se pudo obtener una descripción del lugar que fue publicada en el informe de
la Comisión
Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP): “Acceso
principal subiendo cuatro escalones. Acceso para detenidos por un garaje, con
portón metálico. A la derecha de un pasillo de unos dos metros de ancho, sala
de torturas relativamente amplia. Patio con un cerramiento de barrotes a la
altura del techo. Al fondo, cinco celdas con puerta ciega; a la izquierda tres
baños. Arriba de las celdas había una pasarela para la guardia y probablemente
otras dependencias. Actualmente hay un piso alto con ventanas y balcón a la
calle. Tiene sótano”.
“Había seis calabozos con puerta ciega,
con mirilla, los calabozos eran relativamente chicos, de dos metros por uno, o
uno y medio…totalmente cerrado. O sea más que la mirilla no había otro tipo de
ventilación ni nada. Estos daban todos como si fuera a un patio cerrado con
piso de baldosas, enfrente, estaban todos sobre la misma pared. El patio,
enfrente, había una como un piletón de esos grandes de lavar la ropa y sobre el
costado, dos baños con inodoro, chicos”, afirmó Nilda Eloy,
detenida durante dos meses en la BIL, hasta que fue trasladada a otro CCD el 31
de diciembre de 1976 (Nilda pasó por siete CCDT y E).
Otro detenido que sobrevivió a su
secuestro y cautiverio, Horacio Matoso,
agregó a la descripción de la BIL: “Arriba, en los calabozos había una
pasarela en donde se escuchaba que corrían y que pasaban las personas que
cuidaban, los vigilantes. Frente a los últimos dos calabozos estaba el sector
de baños con un piletón grande al fondo y una parecita que separaba, en un
costado estaba lleno de ropa tirada, bultos de ropa y zapatos. Ahí nos sacaron
la ropa. A mí me dejaron con un pantalón, descalzo, sin ninguna ropa acá
arriba…”
El Centro de
Torturas
“Allí traían mucha gente, se torturaba
todos los días, tenían horarios, no sé, suponemos que era de noche... supongo
yo que era de noche... había gente que traían exclusivamente a torturar y se la
llevaban y a gente que la dejaban ahí”, contó Eloy en sus declaraciones a la justicia.
La falta de alimentación y la escasez de agua eran otra forma de tortura ejercida en El Infierno. “En Avellaneda estuvimos casi dos meses sin tomar agua y sin comer, el agua se tomaba porque había una manera un poco riesgosa que se había logrado digamos, si alguien pasaba el agua que llenaba en los zapatos que había ahí y los pasaba para que uno los tomará, por un lugar creo que era para pasar platos que tenía la celda y... y ahí tomábamos agua, comida no porque que lo decía el Cabo es que él no tenía ahí comida, que nadie le daba y creo que nos traía cuando nos traía era pan viejo, o comida que le quedaba a algún restaurante o algo que había al lado de la Brigada ”, declaró Matoso .
La falta de alimentación y la escasez de agua eran otra forma de tortura ejercida en El Infierno. “En Avellaneda estuvimos casi dos meses sin tomar agua y sin comer, el agua se tomaba porque había una manera un poco riesgosa que se había logrado digamos, si alguien pasaba el agua que llenaba en los zapatos que había ahí y los pasaba para que uno los tomará, por un lugar creo que era para pasar platos que tenía la celda y... y ahí tomábamos agua, comida no porque que lo decía el Cabo es que él no tenía ahí comida, que nadie le daba y creo que nos traía cuando nos traía era pan viejo, o comida que le quedaba a algún restaurante o algo que había al lado de la Brigada ”, declaró Matoso .
Nilda Eloy agregó en una de sus declaraciones: “nos
turnábamos para poder aunque sea sentarnos, porque no había lugar para nada.
Allí se nos encapucha por primera vez, se nos ata también no solamente las
manos, sino los pies... y las condiciones allí adentro eran muy duras. Allí se
recibía agua cada cuatro o cinco días, pasaban una manguera por la mirilla, y
bueno, lo que uno pudiera tomar. Y la comida, en los dos meses que yo estuve,
recibimos más o menos, no sé si tres o cuatro veces, era alrededor de cada doce
o quince días; normalmente era cuando venía la gente del Regimiento de La
Tablada , que se nos sacaba, se nos ponía en fila contra la pared de enfrente
de los calabozos y con una cuchara nos daban y era una olla, entonces si éramos
diez, lo que alcanzaba para diez y si éramos treinta, lo que alcanzaba para
treinta”.
El Centro de
exterminio
Al terror impuesto por los
secuestros, la tortura y la desaparición forzada, se sumaban los
enfrentamientos fraguados, que en realidad se trataban de ejecuciones sumarias.
Paredones, cortadas y la zona de la
costa de Avellaneda entre los canales Sarandí y Santo Domingo fueron el
escenario de operaciones elegido por el terrorismo de Estado en nuestra ciudad
para “blanquear“los cadáveres de los
detenidos-desaparecidos.
El procedimiento consistía en
trasladar a los detenidos en horas de la madrugada hasta algún lugar que
reuniera las condiciones, bajar a los detenidos, acribillarlos a balazos,
rematarlos y finalmente ingresarlos como NN en el sector 134 del Cementerio de Avellaneda. Hay registros de
fusilamientos con 4 víctimas en Mario Bravo y Cabildo, con 5 en Rosetti entre
Díaz y Aldecoa, con 6 en Almafuerte entre Levalle y Montes de Oca, otro con 5
en Ezpeleta y De la Serna, y uno más con 6 en Colón frente a la cancha de
Racing club y más de 55 muertos en los asesinatos producidos en la Costa de Sarandí entre los arroyos
Sarandí y Santo Domingo.
Los testimonios de los detenidos son
contundentes en relación a la actividad de la BIL.
“Había mucho movimiento y normalmente
sacaban por ahí grupos de cuatro o cinco personas, y bueno, después nosotros
sabíamos que era para matarlos. Los sacaban, los bañaban, si eran varones los
afeitaban... había una bolsa de ropa debajo de la pileta, entonces le
buscaban... los cambiaban, los vestían... y la primera vez dijeron que, bueno,
estando nosotros allí, no, la primera vez que era para llevarlos al Juzgado y
nosotros caímos en la cuenta de que era domingo... y después normalmente la
misma patota se hacía... hacía todo lo posible como para que nosotros nos
enterásemos, o sea, llegaban con comentarios de... qué bueno había estado el
enfrentamiento o cosas por el estilo como para que nos quedara claro... aparte
ellos remarcaban donde estábamos, que de ahí no se salía”, contó Nilda Eloy.
“Cuando venían a sacar a las personas, le
decían tenés que ir a ver el Juez... aunque parezca mentira uno pensaba que era
así, hasta que un día esta chica que vivía en diagonal 74, estábamos juntos en
el calabozo y me dice "hoy es domingo, qué juez trabaja un domingo",
y pasaba lo siguiente, previamente los hacían higienizar a las personas que sacaban
y les colocaban alguna ropa de las que sacaban del bulto, del...de la parva esa
que tenían ahí”,
confirmó Matoso, sobre los hechos
ocurridos
El Centro de la
impunidad
Hoy hay dos causas para
investigar los crímenes cometidos en el Centro Clandestino de Detención,
Tortura y Extermino “El Infierno” de Avellaneda, poco se sabe sobre el destino de
los detenidos-desaparecidos que allí fueron vistos. Luis Jaramillo, un obrero de la firma Saiar, es el único cuerpo
identificado por el EAAF que fue encontrado en el sector 134 del Cementerio de
Avellaneda y que fue visto en ese CCDyT.
En el inmueble de 12 de octubre 234 que fue un engranaje
del genocidio aún funciona una dependencia de la Policía de la Provincia de
Buenos Aires: la Delegación Departamental de Investigaciones de Lomas de
Zamora.
ALONSO MARTA
|
CONADEP 1972
|
10/04/1976
|
AVELINO ALEJO
|
SDH 864
|
21/01/1977
|
BARRY ENRIQUE
|
CONADEP 270
|
22/10/1976
|
BORRELLI VICTORIA
|
CONADEP 1512
|
ago-76
|
CARLOS HÖDLT
|
CONADEP 3152
|
02/02/1977
|
CHIDICHIMO RICARDO
|
CONADEP 5293
|
20/11/1976
|
CONGETT JORGE LUIS
|
CONADEP 679
|
20/11/1976
|
DIAZ BONIFACIO
|
CONADEP 5905
|
20/08/1976
|
ESTEBAN REIMER
|
CONADEP 888
|
05/01/1977
|
FERNANDEZ CARLOS ALBERTO
|
CONADEP 2559
|
15/05/1976
|
FERNANDEZ GALAN GUSTAVO
|
CONADEP 650
|
09/10/1976
|
GALEANO HECTOR
|
SDH 1828
|
20/11/1976
|
GRACIELA JURADO
|
CONADEP 7730
|
05/10/1976
|
JARAMILLO LUIS
|
CONADEP 2139
|
29/11/1976
|
LAFLEUR HORACIO
|
CONADEP 519
|
10/11/1976
|
MENDOZA CALDERÓN JORGE
|
CONADEP 7790
|
05/10/1976
|
MUSSO PABLO
|
CONADEP 4345
|
25/10/1976
|
OCHOA CARLOS
|
CONADEP 4554
|
21/08/1976
|
PEDEMONTE INES
|
CONADEP 1655
|
08/10/1976
|
PEREZ HECTOR
|
CONADEP 1346
|
29/11/1976
|
QUINTEROS JOSE AGUSTÍN
|
CONADEP 7803
|
18/09/1976
|
RIZZO JOSE
|
CONADEP:9190
|
17/11/1976
|
SALERNO MARIO
|
CONADEP:4607
|
05/10/1976
|
SANTOS ESTEBAN
|
CONADEP 5645
|
|
SARAMAGA CARLOS DANIEL
|
CONADEP 1005
|
11/12/1976
|
SCIMIA DANIEL
|
CONADEP 1158
|
02/03/1977
|
VASSENA RAUL
|
CONADEP 6357
|
22/11/1976
|
VASSENA RAUL
|
CONADEP 6357
|
22/11/1976
|
VENTURA VICTOR
|
CONADEP:5293
|
05/11/1977
|
WLICHKY DIANA
|
CONADEP:8466
|
24/12/1976
|
EL PRESENTE INFORME ESTÁ EN PROCESO
DE AMPLIACIÓN, CORRECCIÓN Y ACTUALIZACIÓN PERMANENTE.
“No olvidamos, No perdonamos, No nos
reconciliamos”
Por La Memoria, La
Verdad y La Justicia seguimos enarbolando la Bandera de NUNCA MÁS
Material producido: Comisión
por la Memoria, la Verdad y la
Justicia de Avellaneda y la
Unidad Especializada de Investigación para hechos ocurridos antes, durante y
después de la última Dictadura Cívico Militar, dependiente del Consejo
Municipal de Derechos Humanos y Garantías Constitucionales Municipalidad de
Avellaneda.
“Mantenemos Vivo el ejercicio de la
Memoria”
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